La Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB), históricamente una de las joyas del patrimonio público de la ciudad, estaría atravesando una transformación que, lejos de fortalecerla, podría llevarla a su desnaturalización y eventual desaparición como empresa estatal. Así lo advirtió la concejala Heidy Sánchez, de la Unión Patriótica (Pacto Histórico), en un reciente debate de control político ante el Concejo de Bogotá.
Según la concejala, la pretendida conversión de la ETB en una “TechCo” no es un simple giro estratégico, sino la fase final de una política sostenida de debilitamiento institucional. Dicha política habría sido aplicada en los últimos años a través de decisiones administrativas que han deteriorado el carácter público de la compañía.
Entre las acciones denunciadas están la tercerización de servicios esenciales, el abandono de líneas de negocio históricas, la marginación del personal técnico de planta y el arrendamiento de la red de fibra óptica —construida con inversión pública— a operadores privados como Claro y Tigo.
Un cambio de naturaleza jurídica en marcha
La transformación en “TechCo” conllevaría, además, un cambio en la naturaleza jurídica de la empresa. Dejaría de ser considerada una empresa de servicios públicos, lo que le abriría la puerta a ingresar al régimen de insolvencia de la Ley 1116 de 2006. Hasta ahora, su carácter público le impide legalmente acogerse a esa normativa.
Para la concejala Sánchez, esto representa un paso más hacia la liquidación y privatización encubierta de la ETB. Además, enfatizó que cualquier intento de transformación de fondo debería ser aprobado por el Concejo de Bogotá, cosa que no se ha hecho.
Infraestructura pública en manos privadas
Uno de los puntos más críticos denunciados en el debate fue el uso que se está dando a la red de fibra óptica desplegada entre 2020 y 2023. Con una inversión superior a $1,8 billones, la ETB logró una cobertura potencial de más de 2,1 millones de hogares en Bogotá. Sin embargo, en lugar de explotar esa infraestructura directamente para recuperar clientes y fortalecer su autonomía técnica, la empresa ha optado por arrendar la red a operadores privados.
Esta decisión, lejos de fortalecer la posición de la ETB en el mercado, ha contribuido a una pérdida sostenida de usuarios en todos sus servicios, lo que alimenta el discurso de inviabilidad que justifica la “transformación”.
Presión laboral encubierta
Otro aspecto preocupante es la estrategia de reducción de personal técnico. La administración de la ETB estaría promoviendo el retiro voluntario de trabajadores con experiencia en telecomunicaciones, con el fin de reemplazarlos por perfiles digitales. Esto se haría bajo el argumento de una reconfiguración empresarial, pero con un claro impacto en la estructura profesional y sindical de la empresa.
Se denunció que esta política va en contravía de los derechos laborales y apunta a desmontar el conocimiento técnico que ha sostenido a la ETB como empresa pública durante décadas.
Una empresa aún viable
A pesar de este panorama, los estados financieros actuales no muestran una empresa inviable. Por el contrario, la ETB ha registrado ingresos operacionales en crecimiento y una reducción progresiva de sus pérdidas acumuladas. Esto refuerza el argumento de que lo que la empresa necesita no es una transformación hacia la privatización, sino una administración comprometida con el fortalecimiento del servicio público y la soberanía tecnológica.
¿Reinvención o desmantelamiento?
Para la concejala Sánchez, lo que propone la administración del alcalde Carlos Fernando Galán no es una modernización genuina, sino el remate de un proceso de debilitamiento institucional que viene desde administraciones anteriores. “No es un rescate, es la pincelada final”, afirmó.
La ETB se encuentra en un punto crítico. Lo que está en juego no es solo su modelo de negocio, sino su razón de ser como empresa pública al servicio de la ciudadanía y el cierre de brechas digitales en la capital del país.
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